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Moda contra el racismo

ESCRIBE: CELESTE PÉREZ FOTOS: JOSÉ ROJAS

Por años, la afrodescendencia ha ocupado un segundo o tercer plano en el universo de la moda. La brecha crece si hablamos de personas de la comunidad LGTBI+. Quienes ya pertenecen al rubro (modelos y diseñadores) no solo abren camino para futuras generaciones, sino que también alzan su voz sobre el poder de la representación en una industria con barreras aún por derribar.

La demanda por una moda más inclusiva se discute en distintas partes del mundo de forma contundente. Gigantes como Victoria's Secret, por ejemplo, han tenido que reformular sus discursos en los últimos tiempos, entendiendo que hay una nueva generación de consumidores que exige más diversidad. En el plano local también se reclama una moda representativa. Sin embargo, aunque la conversación ya esté sobre la mesa, la moda peruana aún se encuentra lejos de ser 100% representativa. El camino está trazado, pero se ve frenado continuamente por males como el racismo, la apropiación cultural y la xenofobia. También por ambiciones que buscan desesperadamente seguir teniendo como referente único de belleza a lo mostrado por pasarelas angloamericanas o europeas.

Si nos centramos en la comunidad afrodescendiente, su representación en la industria de la moda peruana podría ser contada con los dedos de ambas manos; un factor que, a pesar de ser algo negativo, es tomado por ellos como una fuente de inspiración para impulsar a futuras generaciones que esperan un cambio más concreto.

La fuerza de la representación puede ser inmensa y basta con repasar algunas historias. La periodista y blogger Adriana Seminario, en su libro Modelos peruanas (que se ven peruanas) (Anagrama, 2017), recuerda que, a inicios de la década de los 90, la presencia de modelos afrodescendientes era prácticamente nula. Fue toda una novedad que la afroperuana Mercedes Navarro ganara un concurso de belleza de la revista Caretas en 1997. A ella le seguirían Julissa Zuloaga y muchas más

que se volverían referentes en las pasarelas en décadas siguientes (ver recuadro en la página opuesta).

REFERENTES PARA EL CAMBIO

La modelo y activista Natalia Barrera confiesa que nunca tuvo una buena relación con sus maestros, por temas de racismo. Eso cambió cuando a los 15 años conoció a su profesora de modelaje en el concurso “Miss Teen”, de la modelo y empresaria Marina Mora. “Yo era una de las pocas adolescentes de piel oscura que participaban en el certamen, y mi profesora, una mujer negra, siempre me motivaba. Fue uno de los momentos más importantes de mi vida, el primer espacio donde me dijeron que era bonita”, cuenta hoy la modelo de 1.78 m.

Por su parte, la modelo Denisse Martínez recuerda que su inspiración fue su tía, la ex Miss Perú Rosa Elvira Cartagena. “Quería ser como ella”. La oportunidad llegaría luego de ver el trabajo del diseñador Iván Vásquez y empezar a seguirlo en Facebook. Él la invitó a participar en un desfile. Ese fue su debut. “Desde pequeña crecí con la idea de que las personas negras solo servían para la cocina y el deporte. No había personas afro en la moda. La representación es necesaria: no es posible que los niños piensen que no pueden hacer ciertas cosas porque no encuentran personas que luzcan como ellos”.

Lo anterior, sumado a ser parte de la comunidad LGBTIQ+ o migrante, acentúa la situación. “Ya de por sí el

machismo nos invita a ser misóginos gratis, desde que somos pequeños. Si a eso le sumas ser negro, terminas cargando con más”, dice `Prince', bailarín y modelo queer, de padre peruano, que migró desde Venezuela a los ocho años. “La moda puede abrir conversación sobre temas relevantes”, dice Javiera Arnillas, modelo trans y activista. “Este espacio de representación impulsa a construir referentes positivos sobre la comunidad. En mi caso, por la falta de ellos, no fue hasta la universidad que creé una imagen que me hiciera sentir orgullosa de ser una mujer negra”.

No se puede dejar de hablar de la apropiación cultural. Decenas de firmas de moda han caído en el error de hacer lucir a sus modelos peinados y tenidas con trasfondo histórico-cultural, sin tener en cuenta lo que ello implica. “No se puede hablar del cabello afro como una `estética o moda' porque hay todo un background cultural. Es importante reconocer que detrás de todo eso hay personas, historias de lucha”, resalta el diseñador Genaro Rivas, de padre y abuelos peruanos afrodescendientes.

La aceptación de la diversidad del cuerpo ha iniciado un camino en la moda peruana. Aunque pocos, los referentes que ponen voz al cambio son inspiradores y decididos. Queda, pues, que la expresión de diversidad sea tomada como un compromiso real, y no como mera tendencia. //

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2021-07-24T07:00:00.0000000Z

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