Peru Quiosco

ASTRONOMIA MILENARIA

Declarado ayer por la Unesco el decimotercer Patrimonio Mundial en el Perú, el director del observatorio astronómico más antiguo habla sobre su importancia y del papel que debe desempeñar el Estado para su conservación.

Iván Ghezzi Arqueólogo DIANA QUIROZ

Con Chankillo declarado Patrimonio Mundial, el Perú suma 13 sitios bajo esta denominación. El arqueólogo Iván Ghezzi explica los desafíos que enfrenta este observatorio solar y centro ceremonial con miras a su desarrollo turístico.

Desde hace 14 años, el arqueólogo Iván Ghezzi estaba convencido de que el Complejo Arqueastronómico de Chankillo merecía la denominación de Patrimonio Mundial. Cuatro días antes de que la 44° sesión del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco tomara esta decisión, el investigador nos hablaba del informe positivo de las áreas técnicas de esta entidad y de la elaboración de un borrador para su declaratoria.

Con el mismo entusiasmo que lo llevó a investigar por primera vez las enigmáticas 13 torres de este sitio arqueológico, allá por el año 2007, Ghezzi asegura que este lugar es único en el mundo. “Chankillo es uno de los pocos observatorios del mundo antiguo y el más antiguo que se conoce. Los otros observatorios marcan solo algunas fechas a lo largo del año, el nuestro es el único que conocemos que sirvió para organizar un calendario solar completo”, sostiene.

Como director del proyecto ubicado en el desierto de Casma (Áncash), a 365 kilómetros de Lima, Ghezzi es consciente de la importancia de este logro, pero reconoce que el desafío es casi tan grande como lo ya conseguido. Sobre todo si tenemos en cuenta, como afirma, que “hasta el momento el Estado no ha invertido un sol en Chankillo”.

— ¿Cómo se llega a la certeza de que Chankillo era un observatorio astronómico?

Aquí hay un concepto fundamental y fácil de comprender: se llama astronomía del horizonte. Los movimientos de la tierra y los astros son como un reloj gigante, una máquina de engranaje perfecta y precisa que repite toda la vida sus mismos ritmos y posiciones. Lo que hacían las civilizaciones antiguas era elegir como horizonte los cerros con picos y siluetas caprichosas para memorizar las posiciones de los astros y saber que estas se repetían en ciertas fechas. Relacionarlas les permitió entender el mejor momento para plantar y cosechar, o calcular cuándo llegarían las lluvias. Chankillo llevó esta observación a un nivel extraordinario, de monumental sofisticación, algo nunca antes visto.

— Se refiere a las 13 torres y su posición estratégica como marcadores...

Si los antiguos astrónomos utilizaban el horizonte como un instrumento, las torres serían algo así como tomar una regla para ayudarnos a medir. Desde lo que yo llamo “la silla del astrónomo”, que es el lugar que hemos identificado desde dónde hacían estas observaciones, estas trece torres corresponden exactamente al movimiento del sol a lo largo del año. La torre número 13 corresponde al solsticio de diciembre. El otro extremo del recorrido anual del Sol es el solsticio de junio y corresponde exactamente a la número uno. La posición central entre los solsticios y los equinoccios corresponde también a la posición central de la línea de las torres, que son la 6 y 7. Y así cada día del año el sol sale en relación con una torre.

— Hay muchas incógnitas respecto a Chankillo. Por ejemplo, ¿quién lo habitó? Te pediría que me vuelvas a hacer esa pregunta en algunos años. Como arqueólogo utilizo el término cultura cuando tenemos realmente una visión de las personas, los ciudadanos que conformaron una sociedad. Qué l engua hablaban, dónde enterraban a sus muertos, qué comían, cómo se vestían. En Chankillo estamos comenzando a reconstruir su historia y la sociedad que lo formó.

—¿Cuál ha sido el papel del Estado para su conservación y difusión?

Hasta el momento el Estado no ha invertido nada. No ha creado una unidad de gestión ni ningún proyecto. Pero la competencia de postular el sitio a Unesco es suya, por lo tanto sí ha hecho una gran labor en ese sentido. La organización privada World Monument Fund ha financiado prácticamente toda la investigación.

— ¿Que el Estado no forme parte activa del sitio arqueológico juega en contra del proyecto?

Sabemos que hay una lista de patrimonio cultural peruano en riesgo. Si Chankillo no recibe la atención del Estado que requiere, siendo el Perú signatario de la convención de Unesco, podría en unos años entrar en esa clasificación. Estamos en peligro de convertir un logro en una llamada de alerta.

— La denominación de patrimonio mundial a Chankillo traerá muchos beneficios a la región. Se habla de que el turismo crecería en 500%. ¿Qué se necesita para lograrlo?

En Casma está el Cerro Sechín y tiene un museo de sitio. Allí ser egistraunfl ujode tur is tasquen o llega a 20 mil personas al año, según cifras prepandemia. Pero uno observa los sitios en el Perú que son declarados patrimonio mundial y todos ellos tienen un flujo de visitantes superior a los 100 mil turistas. Si se replicaran las condiciones de estos lugares, las visitas se acrecentarían también. El impacto sería de 10 millones al año para la provincia siempre y cuando el Gobierno Peruano haga las inversiones necesarias. El estado debería dotar al lugar de un presupuesto y un proyecto especial en cumplimiento de la convención de Unesco.

“Si Chankillo no recibe la atención del Estado [...] estamos en peligro de convertir un logro en una llamada de alerta”.

AVISO

es-pe

2021-07-28T07:00:00.0000000Z

2021-07-28T07:00:00.0000000Z

https://peruquiosco.pressreader.com/article/282286733300895

Empresa Editora El Comercio