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Montán, el grito del bicentenario

ISMAEL IGLESIAS Oficial (r) FAP

El general Miguel Iglesias vendió sus haciendas para armar, alimentar y comandar a un ejército y marchar al Callao en 1,866 contra los españoles. Luego en la Guerra del Guano y Salitre hizo lo mismo contra Chile, luchó con valentía en las batallas de San Juan y Chorrillos (donde murió heroicamente su hijo mayor Alejandro, teniente del ejército), San Pablo y otras más, convencido de que el Perú necesitaba la paz, ya que sólo él y Cáceres en la Sierra central combatían con lo que podían al invasor en un país en ruinas. Lanzó el Grito de Montán, donde narra las razones que llevaron a la guerra y al estado de ruina tras “60 años de abominable corrupción política, han perdido al Perú los engaños que le han hecho víctima sus hombres públicos, Ah, guerreros de gabinete, patriotas de taberna, zurcidores de intrigas infernales, cobardes, mil veces cobardes, autores de la catástrofe nacional ¡Basta! Inténtese, alguna vez, con fe y sinceridad, la concordia de la familia peruana. Depónganse las pasiones mezquinas, siquiera sea para salvar unidos del común peligro”.

Vivió combatiendo, dio su fortuna, sus tierras y su hijo a la defensa de la patria. En el 2011 sus restos fueron llevados a la Cripta de los Héroes, con informes favorable del Centro de Estudios Histórico Militares y del Consejo Nacional de Calificación de Acciones Heroicas. Un distrito de Celendín, 20 avenidas y calles de Lima y un monumento en el Morro Solar se llaman Miguel Iglesias. Bastaría ahora con ver a los actuales guerreros de gabinete, los patriotas de taberna, los zurcidores de intrigas, para que el famoso Grito de Montán sea el Grito del Bicentenario.

OPINIÓN

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2021-07-28T07:00:00.0000000Z

2021-07-28T07:00:00.0000000Z

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