¿A qué escenario arribamos en el Bicentenario?

La revolución de la Independencia acaecida a inicios del siglo XIX contra el colonialismo feudal español, tuvo como principal protagonista a una burguesía criolla, representando de alguna forma al naciente capitalismo en América Latina. En el caso del Perú esta burguesía nacional como clase fracasó, pues no consiguió desarrollar industrialmente el país ni en el plano agrario. El extractivismo de enclave de nuestros recursos naturales se constituyó en la base de la economía dominante. De aquella vez hasta hoy, “mucha agua ha corrido bajo los puentes”. Las revoluciones clásicas del siglo XX, frente a una realidad cambiante del cada día, hoy han pasado ya a la historia, dando paso, al contrario, a los regímenes democráticos nacidos de procesos eleccionarios en un Estado de Derecho. Sin embargo, estos modelos políticos por sí solos tampoco han podido resolver el atraso y la pobreza de millones de peruanos. Y esto sucede porque se ha entronizado históricamente odiosas diferencias de clase y hasta racistas. Una sociedad donde la riqueza producida por todos está mal distribuida, en favor de unos pocos y en el despojo de la gran mayoría. Donde millones no encuentran oportunidades de un trabajo justo, que les permita desarrollarse y asegurar una calidad de vida de sus familias. En este escenario es que hoy arribamos al Bicentenario de nuestra Independencia, en términos formales, pero no reales. Cuando hoy asume un nuevo gobierno que preside el profesor Pedro Castillo, producto de un proceso eleccionario tempestuoso; es tarea también de que nuestro pueblo se erija como un verdadero protagonista y deje de ser un simple actor pasivo al que siempre utilizaron solo en elecciones.